Ahora sé qué es el dolor, el dolor que aprieta, que estrangula, que ahoga, que invade, que destruye, que arrasa. Que agrieta, que rompe en trozos, que debilita, que enferma, que maltrata de tan intenso, tan largo, tan infinito, tan profundo, tan fuerte, tan inmenso como un océano salado que navega sediento en una pequeña barca. El dolor que anula, que descompone, que maltrata el alma, que hunde, que agota, que recorre las venas y los órganos, y los huesos. Que atraviesa el abdomen con un enorme cachalote. Es el dolor del vacío, de llorar porque sí, de no sé por qué, de por todo, y por nada. Un dolor tan Grande que no encuentra alivio ni en el tú ni en el yo, porque sólo anhela el nosotros.