Recuérdame que no olvide
bailar porque me apetece y porque toca,
pasear cogida de tu brazo fuerte, intenso e infinito,
dormir hasta decir basta,
darme un necesitado capricho o más bien tres,
descansar a tu lado en el coche durante el viaje,
oler lo que ya has olido,
probar lo que ya has aprobado,
sentir tu respiración justo antes de salir a buscar a Morfeo.

Recuérdame que aprenda a valorar lo que me has dado,
a olvidarme de mí por un instante,
mis miedos, mi egoísmo, mis inseguridades.

Enséñame a acordarme de tu aroma,
que el olor de la distancia no consiga borrar
su única e imborrable huella.

Recuérdame alimentarme de tí
a sorbos, exquisitos sorbos,
pequeños e intensos bocados, …
sin lamentarme por el hambre
que pasaré mañana.