Maldito octubre traicionero que llegó sin avisar,
dejando un reguero de hojas muertas por el camino,
arrancándolas con el triste silbido de un aire ya fresco.
Malditos días grises con tonos verdes, sucios marrones,
que pesan como plomo y piedras de cantera,
haciéndonos arrastrar el alma,
vagando por las calles semisoleadas,
solitarias, silenciosas,
transitadas a veces ya tan solo por aquellos
que te miran a los ojos y esbozan una melancólica sonrisa,
sabiendo que la realidad ha vuelto a visitarnos.
Miradas que hablan de lo que ya se echa de menos,
de lo que ya es ansiado,
de lo que octubre nos ha arrebatado.