Hace un viento triste,
se cuela entre los ventanales

abiertos del salón,
se pasea por la casa
erizándome la piel,
sólo me roza.

Hace un viento triste 
que me trae recuerdos.
Pero están llenos de risas,
de duchas carcelarias,
paisajes inolvidables,
ruinas invisibles.
Senderos que llevan a lugares desnudos,
carcajadas que dejan agujetas
hasta en el alma.

Hace un viento triste, amor 
que sabe a sal y a burbujas de champán 
espumoso, bailarín, juguetón,
que huele a romero, 
a cerezas, a eucalipto y a pescado fresco.

Hace un viento triste,
que trae la noche más estrellada,
resguardada por escarpadas montañas 
habitadas por cuevas prohibidas 
y pequeñas miradas de zorro,
bañadas del más sagrado silencio 
donde sólo se oyen los susurros del alma.

Hace un viento triste amor
que suena a caricias 
y palabras de amor inagotables,
pasión y hasta lágrimas felices, juguetonas.
Brillos palpitantes en la espalda y en el vientre.
Paseos,
hermosos pinares,
miradas cómplices y sonrisas 
cargadas de amor, de alegría,
de sorpresa, de felicidad.
Muchas sonrisas